En un mundo donde las estadísticas muestran una notable disparidad de género en la asistencia a la iglesia —con una proporción de 60% mujeres y 40% hombres en América del Norte— surge una pregunta crucial: ¿Por qué los hombres se mantienen alejados de la iglesia? Charles Burkeen, pastor y autor del libro "Un Lugar para …
En un mundo donde las estadísticas muestran una notable disparidad de género en la asistencia a la iglesia —con una proporción de 60% mujeres y 40% hombres en América del Norte— surge una pregunta crucial: ¿Por qué los hombres se mantienen alejados de la iglesia? Charles Burkeen, pastor y autor del libro «Un Lugar para Nosotros Muchachos», comparte perspectivas reveladoras sobre este fenómeno y propone soluciones prácticas.
El Dilema Masculino en la Iglesia Moderna
Conoce a Cliff, un ejemplo típico del hombre moderno: trabajador, emprendedor, amante de la aventura y dedicado a su familia. Conduce un 4×4, tiene una motocicleta y disfruta de actividades al aire libre como la caza y la pesca. Sin embargo, como muchos hombres, Cliff encuentra la iglesia «aburrida e irrelevante».
Esta percepción no es un caso aislado. Según Burkeen, existe una desconexión fundamental entre la imagen tradicional de la iglesia y la naturaleza masculina. «Cuando vamos a la iglesia, nos dicen que nos pongamos una corbata, nos sentemos y seamos amables», explica. «Pero esa no es ciertamente la visión de Dios sobre los hombres.»
Redefiniendo la Imagen de Jesús y la Masculinidad Cristiana
Una parte significativa del problema radica en la imagen contemporánea de Jesús. Lejos de la representación común de un hombre frágil y delicado, los evangelios describen a un carpintero galileo de manos callosas, un líder valiente que no temía enfrentarse a la injusticia. Como señala Burkeen, «Jesús era un hombre poderoso que no tenía miedo ni se intimidaba por nadie.»
Sus discípulos tampoco eran diferentes: pescadores robustos acostumbrados al trabajo físico intenso, hombres que encarnaban tanto la fuerza como la fe.
Soluciones Prácticas para una Iglesia Más Inclusiva
Noten varios enfoques para hacer que la iglesia sea más acogedora para los hombres:
- Repensar las Actividades Espirituales: La adoración puede tomar muchas formas. Un miembro de la iglesia encontró su conexión más profunda con Dios cortando leña para ancianos de la congregación.
- Ministerios Prácticos: Implementar programas donde los hombres puedan servir utilizando sus habilidades prácticas, como reparaciones en hogares de viudas o mantenimiento de jardines.
- Creatividad en el Culto: Incorporar elementos visuales y prácticos en los servicios. Por ejemplo, una iglesia ilustró la obra redentora de Cristo construyendo físicamente un puente durante el servicio.
La Batalla Espiritual: Un Llamado a la Acción
El cristianismo no es solo amor y gentileza; también implica una batalla espiritual. Como recuerda Burkeen, «Si hay un Dios, si hay un Jesús, también hay un enemigo.» Esta perspectiva guerrera del cristianismo resuena con muchos hombres, especialmente en el contexto de proteger y guiar a sus familias.
Conclusión: Más Allá de los Muros de la Iglesia
La fe cristiana es mucho más que sentarse en un banco de iglesia. Es una aventura que puede vivirse en la naturaleza, en el trabajo o en el servicio a los demás. Como enfatiza Burkeen, «La iglesia sucede donde sea que estemos: en el bosque talando árboles, en la cima de una montaña viendo salir el sol, o manejando una motocicleta y dando gloria a Dios.»
El mensaje es claro: la iglesia necesita recuperar su dimensión masculina sin perder su esencia compasiva. Solo entonces podrá verdaderamente reflejar la plenitud del carácter de Dios: tanto guerrero como amor, tanto fuerte como tierno.
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